Los Rockstar developers: odio y admiración

¿Contrataríamos a un desarrollador que no ha sabido asumir su fama? ¿son necesarios o prescindibles?.
Israel Alcázar Rodríguez
21 ago 2013 · 5 minutos de lectura

Al escuchar el término Rockstar, uno no puede evitar acordarse de estrellas como Elvis Presley, Freddie Mercury, Mick Jagger o Axl Rose, estrellas del Rock que viven y vivirán siempre en nuestra memoria gracias a todos esos buenos ratos que nos han hecho vivir con su canciones.

Cuando pensamos en este tipo de estrellas nos deslumbra su glamour y fama pero también nos imaginamos su lado más oscuro y complicado, cargado de excentricidades y rarezas que les hacen ser únicos: tres tipos de aceites diferente para peinarse el tupé y evitar que se le moviera ni un pelo, look andrógino jugando a la ambigüedad sexual en los escenarios, llevarse sus propios muebles para hacer su backstage, más de 600 toallas y primeros auxilios, rosas acompañadas de botellas de champán, chocolates y bombas de oxígeno "decorando" sus camerinos, etc.  Comportamientos y peticiones especiales que en la mayoría de los casos, por contrato escrito, deben cumplirse. Artistas admirados por unos y odiados por otros … pero ya se sabe; "las estrellas del rock son así".

En el mundo del desarrollo de software también existen RockStars, estrellas del código que destacan entre la multitud, gracias al dominio sintáctico de cualquier lenguaje de programación, están actualizados en las últimas tecnologías, metodologías y patrones mejorando la productividad, reutilizan su código para construir librerías con la finalidad de ser más rápidos, son tanto proactivos como reactivos dedicando por tanto, tiempo a analizar y pensar antes de ponerse a programar como a solucionar posibles conflictos que se presenten...profesionales con ideas brillantes que sorprenden porque programan de forma óptima, es decir, no es posible hacerlo mejor; son verdaderos genios, envidiados por unos y odiados por otros.

Si buscamos paralelismos, programar es un proceso muy parecido al de componer o escribir. Como decía nuestro colaborador Félix en su post

Cuando desarrollo y cuando escribo noto como se activan partes similares de mi pensamiento". Ambas son actividades artísticas y requieren ciertos conocimientos previos (programación y composición respectivamente), pero desde la profesionalización de la informática, la programación pasó de tener una finalidad puramente creativa a ser una ingeniería con la finalidad de resolver problemas y aportar valor de negocio, mientras que el hecho de componer sigue considerándose una acción 100% creativa.

Aquí estamos hablando de lo estupendo que es ser considerado un Rockstar Developer mientras escuchamos This I Love, cuando muchos de ellos -si los encuentras y quieren irse contigo- dan auténticos quebraderos de cabeza en los equipos de trabajo. Esos profesionales individualistas, incapaces de trabajar en equipo, encantados de conocerse a sí mismos y orgullosos de  "picar" en soledad ...esos que piensas que el resto del mundo mundial "no está a su nivel" y que su código siempre será mejor. Fotografía obtenida del blog aymag.com.ar

Sabiendo que son técnicamente brillantes pero con una personalidad excéntrica, altiva e individualista, ¿contrataríamos a un desarrollador RockStar que no ha sabido asumir su fama? ¿son necesarios o prescindibles?.

Nadie duda que pueden llegar a ser una pieza clave en el avance de un proyecto pero ¿son realmente tan importantes? ¿podrían los proyectos seguir sin “estos Rockstars”? La respuesta,como todo en esta vida es: depende.

Y de qué depende que sea positivo o negativo contratar a un desarrollador con rasgos de personalidad de "estrella del rock"?

  • Tipo de proyectos. Evidentemente no es lo mismo programar una red social que la tienda de productos de Pepe.

  • Flujo de información y los conocimientos del resto del equipo. En la mayoría de las ocasiones, el Rockstar en cuestión, genera lo que llamamos “islas de conocimiento” donde solo él conoce ciertas partes del código provocando que la información no fluya y nadie se atreva a tocar su “código místico”. ¡Ahora sí que estamos jodidos!. Ese “estupendo fichaje” se ha hecho imprescindible en el proyecto y encima ha creado un mal ambiente en el equipo que es insoportable?.

Y ahora ... ¿qué hacemos?, ¿cómo gestionamos este tipo de situaciones? El 28 de Agosto en la Conferencia de Agile Lean Europe 2013  que se celebra en Rumania lo sabréis. (Para los que no podáis ir, podéis estar pendiente del Twitter #ale13).

Reflexión

A lo largo de los años te encuentras con todo tipo de profesionales, el problema viene cuando se les sube la fama a la cabeza. Y estas “estrellas del código”, se creen por encima del bien y del mal por el simple hecho de haber creado alguna librería popular o trabajar en una determinada empresa más o menos “guay”.

Hay profesionales que conscientes de su talento son capaces de ponerlo al servicio del resto para hacer que toda la banda brille con su máxima intensidad. Esas personas que son capaces de dejar su trabajo para sentarse al lado de un compañero y ayudarle a resolver un problema. Humildes, carismáticos, líderes y en constante mejora, no sabemos si son Rockstars , pero a éstos, sí les queremos en el equipo.

Os aconsejamos  leer:  <<Why no one is looking for "rockstar programmers>> y <<What developers think when you say "Rock Star", artículos realmente interesantes.

Y tú, ¿te consideras un Rockstar Developer? ¿Conoces a muchos? ¿Querrías que uno de ellos formara parte de tu equipo?.

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