Trabajar como autónoma puede ser una experiencia emocionante y llena de satisfacciones, pero también conlleva sus propios desafíos. No es un camino adecuado para todos, ya que cada persona tiene sus propias circunstancias, intereses y momentos de la vida que influyen en si este estilo de trabajo es el adecuado. Si estás considerando dar el paso hacia el “freelacismo” te animo a que analices cuidadosamente tanto las ventajas como las desventajas. No se trata solo de alcanzar metas profesionales, sino de asegurarte de que esta opción encaje con tu estilo de vida y objetivos personales.
Ventajas de trabajar como autónoma
Desde mi propia experiencia, ser freelance va mucho más allá de la libertad de gestionar mis horarios o trabajar desde donde quiera. Este modelo me ha ofrecido una serie de ventajas centradas en la independencia, flexibilidad y autonomía, además de la posibilidad de generar un impacto directo en las personas con las que trabajo:
- Independencia económica: Tengo control sobre tarifas y horarios, lo que me acerca a una mayor autonomía financiera.
- Libertad para elegir con quién trabajar: Puedo colaborar con empresas que compartan mis valores y visión.
- Atención personalizada: La autonomía me permite enfocarme en entender las necesidades, preocupaciones y motivaciones de las personas con las que colaboro.
- Diseño de mis propios métodos: No estoy limitada por políticas externas, puedo diseñar y adaptar mis procedimientos de trabajo para aportar mi valor diferencial.
- Impacto directo en las personas: Veo claramente el resultado de mi trabajo en quienes me rodean.
Cada una de estas ventajas me permite enfocarme en proyectos en los que realmente creo y que considero significativos, aplicando prácticas de reclutamiento que no solo son efectivas, sino también éticas y responsables. Esto me permite crear experiencias más personalizadas, humanas y duraderas.
Desventajas de trabajar como autónoma
Aunque las ventajas me aportan más control sobre mi carrera y la posibilidad de generar un impacto positivo, el mundo freelance también tiene sus retos. Si no se gestionan bien, pueden hacer que este camino sea complicado:
- Inestabilidad laboral: Hay periodos en los que los procesos de selección se alargan o no llegan a buen puerto, y la falta de ingresos constantes puede ser estresante si no tienes un colchón financiero.
- Incertidumbre financiera: Algunos meses son buenos, pero otros no tanto, lo que dificulta la planificación financiera. Además, somos responsables de nuestros impuestos y beneficios, lo que añade una capa adicional de complejidad.
- Autoexigencia y sobrecarga de responsabilidad: Al ser tu propia jefa, gestionas todo. Esto puede volverse abrumador, especialmente cuando sientes la necesidad de trabajar más horas para cumplir con compromisos.
- Falta de beneficios y seguridad laboral: No hay vacaciones pagadas ni seguridad de empleo. Esto implica que debemos ahorrar para el futuro y planificar bien los tiempos de descanso.
- Gestión del tiempo y carga de trabajo: La flexibilidad es una ventaja, pero también puede jugar en contra. Sin una estructura clara, es fácil que el trabajo se mezcle con la vida personal, lo que puede llevar al agotamiento.
- Soledad y falta de pertenencia: Trabajar como autónoma puede ser solitario. No formar parte de un equipo o un proyecto común puede afectar la motivación y el bienestar emocional.
Una década después, aunque soy consciente de que hay más desventajas que ventajas al trabajar por cuenta propia, estoy convencida de que las ventajas superan este desafío y refuerzan mi decisión de seguir en este camino.
¿Se pueden encontrar estas ventajas y desventajas trabajando por cuenta ajena?
Sí, muchas de las ventajas y desventajas de trabajar como autónoma también pueden aparecer en el trabajo por cuenta ajena.
Por un lado, la independencia económica y la libertad para elegir proyectos suelen estar limitadas en el entorno corporativo. Sin embargo, algunas empresas están ofreciendo mayor flexibilidad en cuanto a la gestión de horarios, trabajo remoto, e incluso la elección de los proyectos en los que los empleados se involucran. Por otro lado, la soledad y la falta de sentido de pertenencia no son exclusivas del freelance. Incluso trabajando para una empresa, se puede experimentar desconexión si no hay buena cohesión de equipo o si se trabaja de forma remota sin suficiente interacción. La falta de control sobre nuestra carrera o la frustración por la carga de trabajo también pueden ocurrir en cualquier entorno.
Conclusión y reflexión
A lo largo de la vida, nuestras circunstancias y prioridades pueden cambiar. Lo que funciona para mí hoy puede no ser lo mejor en el futuro. Lo importante es estar abierta a la posibilidad de reevaluar nuestras decisiones y encontrar el camino que mejor se adapte a nuestra situación en cada momento.
El gran reto es encontrar un equilibrio que nos permita disfrutar de las ventajas, minimizando las desventajas, ya sea trabajando por cuenta propia o por cuenta ajena. Cada persona tiene sus propias prioridades, y lo fundamental es identificar qué tipo de entorno laboral se ajusta mejor a nuestra vida y a nuestras metas personales y profesionales.