En el fascinante universo del reclutamiento tecnológico, donde los algoritmos se entrelazan con las aspiraciones profesionales y las habilidades se codifican en líneas de código, he vivido una década de evolución ininterrumpida como reclutadora tecnológica.
Este viaje empezó sin una ruta clara, pero sí con una dirección enfocada y con una energía temorosa pero cargada de determinación. Donde las lecciones llegaron tan rápido que la zona de confort era un concepto del pasado, y la incertidumbre mi nueva aliada o así, he tenido que verlo. No solo ha sido un cambio profesional sino también personal que mejoró mi vida, permitiéndome mejorar la de los demás.
Si eres colega de profesión, aspirante a freelancer o simplemente una persona interesada en los entresijos del recruiting tecnológico, espero que esta serie de artículos te aporten visibilidad de este trabajo y de este sector desde una perspectiva independiente.
Inicios marcados por el compromiso social y la casualidad del reclutamiento tecnológico
Mi trayectoria profesional comenzó a tomar forma justo después de finalizar mis estudios de Psicología en el año 2006. Mis primeros pasos no estuvieron marcados por líneas de código ni algoritmos complejos, sino por el compromiso social.
Inicié mi carrera como formadora social, dedicándome a guiar a jóvenes en riesgo de exclusión social a conseguir su incorporación al mercado laboral. Un año después y por casualidad, empecé en el mundo del reclutamiento tecnológico y poco a poco me fui especializando.
La dualidad de estas experiencias, entre el compromiso social y la dinámica del reclutamiento tecnológico, se convirtió en la base sobre la cual edificaría mi carrera como Tech Recruiter. Sin embargo, a pesar de la solidez de estos cimientos, se vieron desafiados durante mis 8 años por cuenta ajena, ya que luchaba diariamente por encontrar un equilibrio entre el mundo empresarial y ayudar a las personas.
Este desafío no solo representó un obstáculo, sino un catalizador que propulsó mi transformación profesional. A medida que me enfrentaba a la complejidad de reconciliar dos mundos aparentemente opuestos, mi perspectiva evolucionó, dando forma a un enfoque propio como reclutadora tecnológica independiente.
Forjando una identidad profesional y desarrollando una marca personal
Desde sus inicios, mi carrera se ha entrelazado con la búsqueda de una identidad profesional. El lema “Talento IT y el Lado Humano de la Tecnología” no solo se convirtió en un mantra, sino en el faro que iluminó mi trayectoria hasta el día de hoy.
El nacimiento de esta identidad no comenzó con mi salto a trabajar como autónoma; su raíz se remonta a muchos años atrás. Escribir en un blog, generar contenido en redes sociales y participar activamente en eventos técnicos y de “recursos” humanos no solo se convirtió en una extensión de mi trabajo, sino en el motor para compartir y conectarme con personas del sector de la tecnología.
Este compromiso con mi marca personal ha sido una estrategia de marketing fortuita que ha facilitado que empresas y candidatos se encuentren, se conozcan y colaboren, creando conexiones auténticas en este cambiante mundo tecnológico.
El cambio necesario comienza con una crisis vital
En cada empresa en la que me impliqué como empleada, experimenté un desgaste profesional que marcó huella. Este agotamiento, en gran medida, estaba vinculado a mi lucha constante por encontrar un equilibrio entre las demandas del mundo empresarial y mi deseo de ayudar a las personas. Sentía que tarde o temprano iba a tener que deshumanizar el trabajo, sin embargo durante mis últimos tres años en el ámbito corporativo, las semillas del pensamiento freelance empezaron a germinar en mi mente.
Durante mi último año por cuenta ajena, viví una serie de momentos marcados por la inestabilidad, tanto en lo profesional como en lo personal, que actuaron como el “click” necesario para impulsarme a cambiar el rumbo de mi vida.
Estos periodos de incertidumbre me sumieron en un análisis profundo, llevándome a cuestionar mi profesión como reclutadora tecnológica. Aunque en un principio muchos de mis pensamientos ponían en tela de juicio la esencia de mi carrera, llegué a una revelación crucial: la insatisfacción no residía en la esencia de lo que hacía, sino en la manera de hacerlo.
El verdadero cambio en mi camino no fue renunciar a mi profesión, sino replantear mi enfoque y abrazar la mentalidad de freelance. Reconocer que la insatisfacción no provenía de la esencia de mi trabajo, sino de algo más estructural, marcó un punto de inflexión en mi viaje.
Resurgir, redescubir y redefinir
Las crisis vitales son acontecimientos que suceden y hacen que nuestra vida cambie. Nos generan un conflicto y nos obligan a tomar decisiones complicadas.
Me encontré con una crisis situacional complicada que tuve que afrontar con miedo pero con mucha ilusión para elegir un nuevo rumbo. Fue en este momento de vulnerabilidad donde surgió la oportunidad de redescubrirme a mí misma, de explorar nuevas facetas de mi identidad profesional y de redefinir mis metas y prioridades.
Pero no solo fue mi carrera lo que se vio transformada, también redescubrí el poder del amor y la capacidad de mi corazón para volver a latir con fuerza.
Conclusión
Desde mis inicios marcados por el compromiso social hasta los momentos de redescubrimiento personal y profesional, he aprendido que el amor es el hilo conductor que da sentido a cada capítulo de mi historia.
En el siguiente artículo, compartiré contigo cómo diseñé e implementé mi modelo de negocio como Tech Recruiter independiente.