Talento IT no solo es hablar de talento y tecnología, también es hablar de emociones. Nos encontramos en la recta final del año 2013, y tenemos la excusa que el 2014 es otra nueva oportunidad para mantener todo lo que nos has gustado del año y cambiar todo lo que no nos ha gustado.
Me gustaría compartir con vosotros reflexiones que cambiaron mi forma de pensar, con la fuerza suficiente como para cambiar mi forma de vida. No voy a hacer un guión de autoayuda, mi intención es simplemente compartir parte de mi aprendizaje vital; esos golpes y caricias de la vida que me ayudan a vivir mejor.
En mi vida, mando yo
Asumo que la única persona que manda sobre mi vida, soy yo. Nada de entrar en bucle criticando y culpando a los demás, ni tampoco machacarme, nada de victimismo. Tengo claro que no puedo controlar todo lo que me sucede en la vida, pero sí como me puede afectar. Cuando quiero salir de un problema, me niego a pasarme días quejándome, me doy un día o dos como mucho, y como tenga esa misma actitud, me pongo firme. ¡A solucionar se ha dicho!. Y si no se puede, pues intento que me afecte “lo justito”, y a otra cosa mariposa.
¿Fácil? No. Nadie ha dicho que lo sea, pero la única opción para vivir mi vida es haciéndome responsable de ella.
El tiempo no espera
“Ya si eso con el tiempo, las cosas cambian” ¡Mal, ¡muy mal!. Ves que pasa el tiempo y todo sigue igual. ¿Pero no dicen que el tiempo lo cura todo? Pues no, ¡mentira!. Es lo que haces con ese tiempo lo que cura todo. Por mucho tiempo que pase, si no haces nada por cambiar lo que no te gusta, ya pueden pasar años, que no habrá cambio, bueno sí… a peor.
Es una pérdida de tiempo esperar que cambien las cosas, hay que hacer que cambien. Sin prisas, sin miedo, pero con determinación.
Elegir a quien amar
No entiendo la vida sin dar y sentir amor. Amar la vida con los mejores compañeros de viaje, es mi fuerza, es lo que da sentido a mi vida. No es cuestión de necesitar, es cuestión de elección. Elijo con quien compartir mi tiempo, mi vida y estoy con quien me elige. Así de simple.
Reir y hacer reir
La mejor medicina, la risa. Está demostrado que las personas más felices son las que más ríen. Sentido común.
No hay nada más agradecido y tan poderoso que una sonrisa, y mucho más reír, y ya ni te cuento llorar a carcajadas.
Tengo una teoría llevaba a la práctica: si no puedes reír con todo el corazón, tampoco podrás llorar cuando lo necesites.
Siempre que pueda, prefiero sonreír a la vida. Es demasiado complicada para tomársela en serio.
Soy así, así seguiré y nunca cambiaré
Quien me conoce sabe que soy fan de Alaska, pero a la gente que me importa, sí le importa lo que yo haga y lo que yo diga. Eso de ir de sincera por la vida, está muy bien, pero no a todo el mundo le importa mi sinceridad. Hay que saber cuándo, cómo y para qué.
Hay que ser naturales, auténticos. Eso no significa que como es bueno reír, pues todo el día riendo como si te hubiera dado un aire, o como dicen que llorar es síntoma de fragilidad, pues me reprimo y no lloro. Hay que ser congruentes con lo que sentimos. Punto. Si no te apetece reír, pues no lo hagas. Todos tenemos derecho a tener días tontos y hay que respetarlos, pero también es bueno recordar que reír es saludable como lo es ser fiel a lo que sentimos.
En definitiva, lo de “yo soy así seguiré y nunca cambiaré”, solo me sirve para venirme arriba en las bodas y lo que no son las bodas.
La autoestima no se toca
No hay mayor impulso que la seguridad en uno mismo. No he conseguido nada en mi vida, sin estar segura de mi misma. Siempre que he flaqueado ha sido por falta de seguridad y por eso, no dejo que nadie ni nada toque mi autoestima. No os dejéis nunca.
Como dice mi madre “si no me quiero yo, quién me va a querer”. Sabias palabras. Si eres inseguro, deambulas, si eres seguro, pisas firme, y veremos si hay algo que se te resista.
Aceptación de las ~putadas~ cosas de la vida
Digerir que el placer y el dolor son las dos caras de la misma moneda es la lección más complicada. El sufrimiento por enfermedad y la muerte es lo que más impotencia me genera, pero sé que no queda otra que asumir. Ante eso, no nos vamos a salvar nadie. Son las emociones más complicadas de gestionar, y creo que es lo único para lo que nunca estoy preparada. Por eso vivo mi vida como la vivo; eligiendo, amando, riendo y bailando aunque me llamen loca.