Querido diario,
Suena todo tan bien en inglés que por muy española que yo sea y me sienta, va a ser que “Diario de una reclutadora” suena mal, “Diario de una cazatalentos” no me convence, pero “Diario de una caza cabezas”, ¡dios qué horror!. Por eso, prefiero etiquetarme como “recruiter” o “headhunter”, y es que en inglis suena todo mucho mejor.
Hoy me contaba un cliente, sus malas experiencias con empresas de recruitment o de selección de personal. Si bien había tomado la decisión de no contratar los servicios de este tipo de proveedores y preferían ser ellos mismos los que llevaran a cabo sus procesos. Al cabo de 15 días sin éxito, decidieron contactarme y explicarme su situación. Me contaban preocupados, “¡no nos llegan casi CVs, y los que llegan, no son lo que buscamos!”
¿Cómo es posible que con la cantidad de desempleo que hay en nuestro país, muchas empresas no encuentren los profesionales que necesitan? Pues sí, paradójicamente esta es la realidad. Es una preocupación bastante habitual y me recuerda cada día por qué mi trabajo tiene sentido y por qué decidí dedicarme al mundo de la búsqueda y selección de personal.
Recuerdo mi primera entrevista como candidata:
—Trabajas como educadora social y quieres trabajar en recursos humanos. ¿Por qué?—preguntó el director de RRHH
—Porque me afectan demasiado los problemas de los demás y espero que el mundo de la empresa no requiera tanta implicación emocional. —contesté yo
—Pero seguro que tu trabajo también es gratificante—dijo él
—Si, por supuesto. Pero también es muy frustrante, y no quiero hacer este trabajo todos los días de mi vida—contesté yo
—Pues el mundo de la empresa y más el de los RRHH, no es tampoco maravilloso—contestó él
—Imagino. Pero ¿más duro que trabajar con adolescentes en riesgo de exclusión social?—pregunté yo
—Tengo un hijo y es posible que tengas razón—dijo él entre suspiros-
Gracias a ese momento, comencé en el mundo de los recursos humanos. Cuando estaba cabreada, prefería llamarlo “recursos inhumanos” y cuando estaba más alegre ”humanos con recursos”.
Por aquel entonces, pensaba que todo lo que había estudiado durante la carrera relacionado con las organizaciones y los recursos humanos, iba a poder ponerlo en práctica a nivel profesional. ¡Ingenua de mí!, después del tostón de libro que tuve que estudiarme sobre La gestión de los recursos humanos. Preparando profesionales para el siglo XXI, llegas a una empresa y los procedimientos, metodologías y técnicas casi ni se parecen a lo que había estudiado. Pero claro, no iba a llegar a mi jefe y decirle “No sé hacer esto, no lo estudié. Creo además que lo habéis hecho mal. Yo cuando lo estudié, se hacía así”.
Lección 1: Actitud
Cuando es nuestra primera experiencia profesional, lo mejor es mostrar actitud por aprender, por hacer el trabajo que nos mandan y demostrar que sabemos trabajar. Ya tendremos tiempo de ir de “listillos”.
Uno de los mejores aprendizajes que me llevo de mi primera etapa profesional es el método de selección de personal de headhunting. Ese momento en el que tenía que localizar al Director de Tecnología de la empresa X y que la única información que tenía, es que mi jefe quería ficharle para un cliente que era de la competencia. De hecho, por no saber, no sabía ni su nombre.
Podría contar muchos trucos que realizaba para conseguir el objetivo, pero hay uno que me funcionaba el 99,9% de las veces y como ya ha prescrito, lo puedo contar.
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Averiguar cómo se llama el Director de Tecnología ¡Maldito Google! No siempre encuentra todo. Pero no pasa nada, tengo el nombre de la Directora de Marketing y el del Director General. Me vale. Llamo a recepción. Evidentemente, no podía decir quién era yo, ni mucho menos cuál era mi trabajo, así que ante la pregunta “¿Quién eres y de qué empresa llamas?” Yo contestaba, “Me llamo Emma Pérez, llamo de la empresa de formación X y quería mandarles los nuevos cursos para este año. Si pudieras confirmarme si siguen en el puesto, Ana María García como la Directora de Marketing, José Escudero como el Director General y Antonio Martínez como Director de Tecnología”. Respuesta de la recepcionista: “Es correcto, pero el Director de Tecnología es Francisco Calamar”.
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Ya sabemos que el Director de Tecnología se llama Francisco Calamar, ahora a localizarle…
Vamos a esperar un tiempo prudencial para que la recepcionista no nos conozca la voz o esperamos al turno de tarde que tal vez nos atienda otro profesional. Llamo de nuevo a la empresa y solicito directamente que me pasen con Francisco Calamar utilizando algo como: ”Hola, podrías pasarme con Francisco Calamar, soy Clara Díaz, le llamamos del restaurante X y es sobre un tema de una reserva”. Si no te pasaban, siempre había que tener un plan B, C e incluso D. El plan B era solicitar mail o teléfono para llamarle, pero como era más que probable que no te lo facilitases, pues pasamos al plan C: llamar en otro momento, con otra excusa. El plan D … eso ya es otra historia.
Lección 2: Aprender haciendo
Por mucha “titulitis” que tengas. Hay cosas que no se aprenden leyendo, se aprenden haciendo (incluyendo mentir, aunque no sea motivo de orgullo).
Lección 3: Actualizarse constamente
Después de 8 años, ahora me parece todo más sencillo. En mi trabajo diario, raro es no encontrar la información que necesito o el talento que busco sin necesidad de complicarme ni pasar por una crisis ética.
Internet es el mejor canal para encontrar lo que necesitamos. De hecho, San Google y las redes sociales han facilitado que nos encontremos. Pero hay que renovarse y emplear nuevas estrategias de atracción, selección y lo más complicado, fidelización de talento software.
Conclusión
Actitud, aprender haciendo, actualizarse constantemente… queridos lectores, mi diario como recruiter ha comenzado.
Nota: Los nombres propios que aparecen son inventados. A mí también me hubiera gustado que existiera el señor Calamar.